LA CENIZA EN EL ALFÉIZAR


Me vienen a la cabeza en muchas ocasiones algunas conversaciones en las que solo hablabas tú. Algunas veces yo solo quería escuchar la canción que sonaba en la radio del coche o mirar por la ventanilla del copiloto, pero tú insistías en que teníamos que hablar más. Generalmente, hablábamos poco. Yo un poco menos. Al final sí tuvimos alguna que otra charla en la que yo me esforzaba por pronunciar palabras de más de dos sílabas. Me alegro de haberlas tenido, de lo que no me alegro tanto es de no haber tenido más. Particularmente, recuerdo una de ellas en la que yo estaba algo alterado. Te dije que, por favor, me dejaras equivocarme tranquilo, que lo iba a hacer de todos modos, que no iba a seguir todos tus consejos y que eso podría llevarme a aciertos o a cometer errores fatales. Te dije que mi vida se escapa a tu control, no porque yo lo hubiera decidido de ese modo, sino porque tenía que ser así. Después te pregunté si tú nunca te habías equivocado, pero no era de esas preguntas que uno hace porque espera que le respondan. Personalmente, me alegra no haber hecho caso de algunos de esos consejos, aunque no por eso dejaré jamás de agradecerte que me los dieras. 

Tenías razón en eso de que, con el tiempo, entendería muchas cosas, aunque también te digo que ese era de los fáciles. También he entendido que hay otras que no llegaré a entender nunca. Pero sí entiendo gran parte de ese control, de esa preocupación mal proyectada. Y allí seguías tú igualmente, fumándote un cigarro, asomado a la ventana para ver si llegaba, llenándolo todo de la ceniza que no caía a la acera. A veces me agobiaba verte allí, y a veces sentía la necesidad de darte las gracias y pedirte perdón, aunque no hiciera ni una cosa, ni la otra, para variar. Otras veces me asomaba yo a la ventana y miraba la ceniza que habías dejado, que permanecía durante varias horas si el aire se lo permitía. Lo último que hice cuando vaciamos ese piso a toda prisa fue, de hecho, asomarme a la ventana a mirar el alféizar de piedra, limpio, por última vez.

 Kevin A.

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